Detrás de ella, como un cadáver empotrado en la tierra, se alzaba el caserón. El viento no lo tocaba. La lluvia no lo limpiaba. Era un bloque inmóvil de sombra y madera podrida, un escenario que ya no respiraba, solo observaba… desde la nada. Allí había vivido. Allí había despertado. Pero no era su cuna. Era su jaula. Y estaba rota.
La joven permanecía inmóvil bajo la tormenta, de espaldas a aquella ruina sin alma. Sus trenzas negras, largas como serpientes dormidas, goteaban agua y mugre. El barro le cubría los pies desnudos, y en su mano derecha —larga, delgada, temblorosa no por frío, sino por hambre— sostenía el cáliz.
Su rostro era pálido como hueso desenterrado, salvo por una vieja cicatriz que le atravesaba el ojo derecho, desde la ceja hasta la mejilla. No estaba mal curada. Estaba marcada. Como si hubiese sido hecha a propósito. Como un recordatorio de algo que el mundo no debía olvidar… pero que había olvidado...

by LuiSaifer (2025) AlDesingStudiO313