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Sobre la mesa, dos barajas al descubierto revelaban el número XIII: la Muerte.

Sobre la mesa, dos barajas al descubierto revelaban el número XIII: la Muerte. El aire estaba cargado, espeso, como si algo invisible contuviera la respiración. Frente a las cartas, la vieja bruja alzaba la cabeza lentamente. Sus ojos, opacos y profundos, eran pozos de noche eterna, y una sonrisa oscura—retorcida, casi inhumana—se curvaba en sus labios resquebrajados.
No hablaba aún. Observaba. Como si esperara que las cartas comenzaran a sangrar. Sus dedos, largos y huesudos, acariciaban los bordes del mazo con una delicadeza perturbadora, como si tocara carne viva.
Cuando por fin habló, no fue un susurro, sino una grieta en el aire, una vibración gutural que hizo temblar los muros invisibles de la realidad:
—Ya se ha abierto la puerta. Lo que duerme bajo el polvo de los siglos ha escuchado el llamado. Y no vendrá solo.
El suelo gimió. Las cartas se agrietaron como huesos secos, y un olor a tierra profanada invadió la estancia. Desde algún lugar lejano —o quizá desde dentro de la misma piel del mundo— comenzó un lamento, como un millar de voces fusionadas en una sola agonía.
La bruja sonrió más ampliamente, sus encías negras al descubierto.
—El final no es mañana. El final es ahora.
by LuiSaifer (2025) AlDesingStudiO313

Se encuentran entre nosotros. Son los Strigoi.

Se encuentran entre nosotros. Son los Strigoi.
Nacidos bajo el manto de la luna negra, son el séptimo hijo varón de una bruja, el último suspiro de un linaje maldito. Desde el primer aliento, su destino está sellado: no conocerán la paz, ni en la vida ni en la muerte. Su alma, corrompida por la sangre maldita de su madre, queda marcada por un hambre que ninguna carne ni plegaria puede saciar.
Las comadronas del bosque sabían lo que significaba un nacimiento así. Decían que cuando una bruja engendra siete hijos varones consecutivos, el séptimo no es un niño… es una grieta entre mundos. Un portal vivo por donde lo infernal se filtra. A ese hijo no se le debe mirar, ni nombrar, ni bautizar. Pero algunas lo hicieron. Por amor. Por arrogancia. Por locura. Y así, nacieron los primeros Strigoi.
Murieron jóvenes. Siempre mueren jóvenes. Pero no se quedan muertos.
Vuelven.
Surgen de la tumba con los ojos iluminados por las mismísimas llamas del Infierno, la sangre helada y la voluntad esclavizada por las fuerzas que acechan más allá del velo. Caminan entre los vivos, llevando en su interior la rabia de su madre y el veneno de generaciones malditas. Se arrastran en la oscuridad, devorando sueño
s, robando vida, bebiendo la esencia de quienes osan cruzarse en su camino.
No se les puede matar como a una bestia. No se les puede exorcizar como a un espíritu. Son carne condenada y alma corrupta, la unión impía entre lo humano y lo monstruoso. El fuego los hiere, pero no los destruye. El hierro los retrasa, pero no los detiene. Sólo la sangre de su linaje puede sellarlos… y casi nadie sabe ya cómo hallarla.
Y así, siguen aquí. Se sientan a nuestro lado en los trenes, sonríen en los mercados, duermen en habitaciones vecinas. Esperan. Se alimentan en silencio. Se multiplican. Porque mientras la línea de las brujas no se extinga, mientras los hombres sigan naciendo bajo cielos torcidos, habrá siempre un nuevo séptimo hijo. Y con él, un nuevo Strigoi.
La maldición continúa.
El Strigoi no piensa. No como los vivos. Su conciencia es un pozo negro que supura hacia adentro. No hay recuerdos. Sólo hambre. No hay culpa. Sólo una voluntad muerta que aún exige lo suyo: una muerte real. Una tumba que cierre.
El hedor de la carne podrida lo calma. Lo envuelve como un rezo enfermo. Cada cuerpo nuevo es una plegaria muda, una rendición involuntaria. Pero no basta. Lo muerto no sacia al muerto. Sólo lo enfurece.
Él espera al vivo.
Y no espera solo. Otros también despiertan. No tan antiguos. No tan enteros. Algunos apenas son restos: una mandíbula que chasquea en la oscuridad, un torso que se arrastra sin dirección, una sombra sin rostro. Pero están. Y están hambrientos. Suficiente para adorar. Suficiente para matar.
En la oscuridad, el Strigoi abre los ojos.
Y el silencio respira.
Lento. Frío. Antiguo.
by LuiSaifer (2025) AlDesingStudiO313

Tras sus pisadas, una estela de muerte y descomposición se imprime en la tierra fría y corrompida del Averno...

Tras sus pisadas, una estela de muerte y descomposición se imprime en la tierra fría y corrompida del Averno. Cada huella es una herida abierta en el suelo, humeante, viva, como si la misma esencia del inframundo supurara por sus grietas. El fuego no ilumina su andar; lo ensombrece. La oscuridad lo envuelve como un manto, denso, aceitoso, imposible de apartar.
Donde él pasa, los árboles retorcidos se quiebran en silencio, los ríos de sangre se estancan, y los cielos se tornan negros como boca de fosa. En su andar nocturno, incluso la luna parece temerlo: tiembla, se esconde tras nubes espesas, dejando que la noche se vuelva total, sin consuelo ni guía. En ocasiones, cuando se asoma, lo hace como una BOLA de luz enferma, pálida, mirando desde lo alto la marcha de la condenación.
Incontables son las almas condenadas que han oído sus gruñidos en medio de la negrura infinita. Un sonido bajo, gutural, que no proviene de su garganta, sino de algún lugar más profundo, más ancestral. Un eco de la furia que da forma al infierno. Hay quienes afirman que, justo antes de morir por su encuentro, vieron BICHOs arrastrarse por dentro de su propia piel: larvas del miedo, nacidas de la mirada de la Bestia.
Algunos lo llaman el perro guardián del inframundo; otros lo nombran solo en susurros, con los labios temblando y los ojos húmedos de locura. Es la criatura que no necesita cadenas, porque su voluntad es ley. Su pelaje es como humo sólido, su aliento huele a cripta abierta, y sus ojos son carbones vivos que arden no con fuego, sino con odio puro.
Se dice que fue creado por los dioses muertos, una aberración nacida de la rabia y la traición. Cuando camina, el mismo Averno se estremece, y los demonios se alejan de su paso. En su presencia, el tiempo se tuerce, y la muerte parece una caricia leve comparada con lo que él trae.
Donde él camina, no queda nada. Solo el eco del terror… y una promesa de tormento eterno.
by LuiSaifer (2025) AlDesingStudiO313

La Dama de la Lengua Afilada camina entre susurros rotos y huesos consagrados...

La oscuridad no la rodea… se postra ante ella.
La Dama de la Lengua Afilada camina entre susurros rotos y huesos consagrados, y allí donde su sombra cae, la fe se corrompe.
Su voz no es palabra: es plaga.
Una herida abierta en el oído del mundo, un veneno que se arrastra lento hasta el corazón de lo sagrado.
Cuando habla, los cielos se enmudecen por vergüenza.
En su frente, la corona de espinas no simboliza redención, sino venganza.
Cada espina, un dios quebrado.
Cada gota de sangre, un pacto con el abismo.
Sus dedos, largos como noches sin luna, acarician los límites del pecado y los cruzan sin temor.
Sus uñas —ganchos de desesperación— se hunden en las almas tibias, arrastrándolas hacia un descenso sin final.
Pero es su lengua, afilada, infernal, la que pronuncia el juicio verdadero.
Cada palabra es una daga en el pecho de los santos, cada sílaba, una blasfemia que se arrastra como peste en la boca de los mortales.
Donde ella habla, los ídolos caen de sus altares.
Donde ella mira, la luz se pudre.
by LuiSaifer (2025) AlDesingStudiO313

Muerte al viejo Dios.

Muerte al viejo Dios, al monarca decrépito que, desde su trono corroído por la fe marchita, contempla con su único ojo vacío el auge de la abominación. Que su juicio se disuelva en la negrura eterna, porque ya no queda temor en los corazones de los hombres. La blasfemia no es ya un susurro prohibido: es reina coronada en el altar de la ruina, vestida con los harapos dorados de antiguas oraciones, danzando sobre las tumbas de los santos. Ella reina con mano firme, alimentada por la desesperación de los creyentes caídos, por el incienso podrido de templos olvidados. En su mirada arde la verdad que el Dios moribundo no pudo contener. No hay redención. Solo el triunfo glorioso del sacrilegio, extendiendo sus alas negras sobre un mundo que al fin ha dejado de arrodillarse.
by LuiSaifer (2025) AlDesingStudiO313