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El Umbral del Olvido: Crónicas del Necronomicón

En la más profunda penumbra, él permanecía inmóvil. La débil llama del viejo candil de petróleo apenas lograba desgarrar las sombras, iluminando lentamente, una por una, las páginas de aquel libro olvidado por el tiempo.
El Necronomicón.
Sus dedos temblaban al pasar la hoja, como si cada línea escrita en aquel idioma antediluviano tuviera peso propio, como si las palabras quisieran aferrarse a su mente, incrustarse en sus sueños. No era miedo lo que sentía, no exactamente. Era algo más hondo, más ancestral: la certeza de que estaba leyendo algo que jamás debió ser leído por ojos humanos.
Un susurro rompió el silencio. No venía de fuera. Surgía desde el propio libro.
—Ph’nglui mglw’nafh... —una frase, incompleta, rozó sus oídos con voz ajena, como si algo respirara entre las líneas escritas con tinta que aún parecía húmeda.
La habitación, húmeda y enmohecida, pareció contraerse. Las sombras se alargaron, y la llama del candil titiló como si algo invisible hubiese pasado junto a él. Afuera, la tormenta arremetía contra las ventanas con furia creciente, como si la naturaleza supiera que algo se estaba desatando.
Él levantó la vista. No estaba solo.
Desde el rincón más negro, donde la luz moría, surgieron tentáculos cubiertos de una sustancia viscosa, fétida, parecida a bilis corrompida. Se arrastraban con desesperación, dejando un rastro que humeaba sobre la madera podrida. Se enroscaban entre sí como intestinos animados, vibrando al ritmo de un corazón que no latía en esta realidad.
No tenían ojos. No los necesitaban. Sentían su presencia, sabían su nombre, su carne, su alma.
Había leído demasiado.
Había ido demasiado lejos.
Y ahora, las palabras lo reclamaban.
El lector del Necronomicón no solo había abierto una puerta. Había derrumbado el umbral entre la razón y la locura.
Y aquello que aguardaba del otro lado… ya había entrado.
by LuiSaifer (2025) AlDesingStudiO313

Bajo el Abrazo de Tentáculos Sin Nombre

No son Musas quienes susurran a los elegidos. No.
Son otras voces, otros susurros, surgidos de grietas negras en la carne misma del cosmos.
Iván escucha. No puede no escuchar.
Tentáculos sin forma, resbaladizos y eternos, se enroscan en su mente, sembrándole imágenes que corroen, que desgarran, que no deberían existir. Cada trazo suyo, cada palabra, cada aliento, es un fragmento arrancado a lo innombrable.
Un brillo aún late en sus ojos: febril, enfermo, imposible. Como una estrella muriendo, atrapada en un pozo del que no puede huir.
Pronto, ni eso quedará.
Pronto los tentáculos apretarán hasta quebrarlo, y no habrá Iván, sólo... otra boca para los susurros.
Sus obras ya son portales. Susurros de carne y locura. Abren puertas que no podemos cerrar.
Que nadie las contemple.
Que nadie escuche.
Que nadie nombre lo que mora detrás.
by LuiSaifer (2025) AlDesingStudiO313

A pesar de su juventud, Lilith había nacido con un don...

A pesar de su juventud, Lilith había nacido con un don que muchos consideraban una maldición, uno que los hombres temían y las sombras reverenciaban. Desde su infancia, su alma parecía estar marcada por algo más allá de este mundo, una conexión oscura con fuerzas que sus ojos inocentes aún no podían comprender. La Ouija no era un simple juguete de espíritus traviesos; era el umbral a un abismo profundo, donde se tejían secretos que los vivos nunca debían conocer.
Cada noche, antes de invocar lo desconocido, Lilith realizaba rituales en completo silencio. Sus dedos dibujaban símbolos arcanos en el aire, y el fuego de las velas negras parpadeaba como si respondiera a sus invocaciones. El aire se cargaba con el aroma acre de resinas quemadas, un olor que presagiaba la llegada de algo antiguo y siniestro. Solo unos pocos, los desesperados o los insensatos, se atrevían a presenciar lo que sucedía cuando sus manos tocaban la tabla.
El puntero comenzaba a moverse, no por la fuerza de sus dedos, sino por una voluntad ajena, una fuerza que respondía a sus llamados. Las sombras que emergían no traían consuelo ni respuestas tranquilizadoras. Traían horrores, revelaciones que desgarraban la mente y pesadillas que se arrastraban a la realidad.
Lilith no temía. Ella era el conducto entre este mundo y el otro, la médium elegida por entidades que carecían de piedad. Sabía que lo que invocaba no siempre volvía al abismo en paz, y que aquellos que cruzaban el umbral quedaban marcados de alguna manera. Pero no importaba. Ella aceptaba su destino con una calma inquietante, como alguien que ya había sido arrastrado por las profundidades y solo aguardaba el momento de ser devorada por completo.
by LuiSaifer (2025) AlDesingStudiO313

Porcelana Maldita...

Porcelana Maldita.
Nadie conoce su verdadero origen. Solo saben que apareció, arrumbada entre la podredumbre de un mercadillo olvidado, sepultada bajo montones de objetos rotos: relojes sin manecillas, espejos que devolvían reflejos deformes, candiles agrietados que parecían llorar hollín. Entre todo aquel abandono, la muñeca destacaba por una razón que nadie podía explicar.
Sucia, desgastada por el roce de incontables manos y los estragos del tiempo, era algo mucho más inquietante que un simple juguete.
Se dice que fue creada por un antiguo maestro juguetero, un artesano oscuro cuya fama se extendía como un susurro entre los muros mohosos de los pueblos olvidados. Trabajaba en la penumbra de su taller, moldeando la frágil porcelana mientras recitaba conjuros prohibidos en lenguas ya muertas. Cada palabra abría grietas invisibles, portales diminutos por los que se deslizaban presencias ajenas a nuestro mundo.
Sus herramientas eran únicas: cinceles mellados, agujas torcidas, y cuchillas de afeitar oxidadas, manchadas de cortes viejos, que usaba para dar forma precisa a la carne fría de la muñeca. Algunas cuchillas, decían, aún conservaban fragmentos de antiguos sacrificios, trozos de tiempo atrapados en su filo.
Con cada incisión, con cada trazo fino sobre la porcelana endurecida, algo era convocado y sellado en la muñeca: un aliento ajeno, un hambre latente.
Dicen que quien la posee nunca vuelve a estar solo. Que, en la oscuridad, se oyen los susurros húmedos de aquello que aún habita en su interior. Y que, a veces, si uno se acerca demasiado, puede ver destellos de las viejas cuchillas moviéndose bajo su piel cuarteada, como si todavía siguieran esculpiendo... algo.
by LuiSaifer (2025) AlDesingStudiO313

Susurros desde el Abismo...

Susurros desde el Abismo
Existen lugares donde la luz jamás ha rozado los muros, donde los ecos son más antiguos que las piedras y las sombras tienen voluntad propia.
En esos parajes olvidados, donde los lamentos se confunden con el viento, nacieron las historias que estás a punto de presenciar.
Cada imagen, cada trazo y cada palabra son fragmentos de un pacto silencioso entre los creadores y aquello que acecha más allá de la comprensión humana.
LilithSaifer y LuiSaifer, visionarios de AlDesingStudiO313, han recorrido los corredores del terror más primitivo para capturar momentos donde el horror respira, donde el miedo no es un visitante, sino el amo eterno.
Esta colección no es solo una exhibición: es una invocación.
Cada historia encierra la esencia de lo prohibido, de lo innombrable; una danza entre lo tangible y lo onírico, entre la belleza y la podredumbre del alma.
No esperes encontrar aquí redención ni consuelo.
Solo el reflejo fiel de un universo donde la desesperación florece y la esperanza es una herejía.
Antes de continuar, una advertencia:
lo que aquí se revela tiene la costumbre de buscar nuevos hogares en las mentes abiertas, en los espíritus vulnerables.
Si decides avanzar, hazlo sabiendo que algunas puertas, una vez abiertas, nunca vuelven a cerrarse.
Bienvenido al abismo.
Te estábamos esperando.
LilithSaifer & LuiSaifer / AlDesingStudiO313
by LuiSaifer (2025) AlDesingStudiO313

Entre las Sombras del Maestro

Entre las Sombras del Maestro
Sobre su regazo se hallaba expectante aquella niña de piel pálida y ojos ensangrentados, como dos lunas rojas atrapadas en un rostro de porcelana agrietada. No hablaba. No temblaba. Solo escuchaba.
Él, un anciano de voz cavernosa y aliento empapado en siglos de muerte callada, le susurraba verdades que no se encuentran en libros, sino en osamentas enterradas bajo iglesias rotas. Le hablaba de la noche como si fuera la lengua del abismo, y de la sangre como si fuera pacto.
—Las sombras no son enemigas, pequeña —murmuró, acariciando su cabello como un rito—. Son templo. Son juramento. Son la tinta con la que firmamos con aquellos que habitan detrás del velo…
Con un amigo… de un amigo… del que mora bajo el trono del fuego negro.
Ella no comprendía del todo, pero en sus venas ardía algo más antiguo que el lenguaje. Sabía que no era suya, ni de este mundo.
—Tú no me perteneces —continuó el Maestro—. Solo me ha sido permitido guiarte. Porque yo le debo favores a alguien… que responde a Él.
Y Él no olvida.
No le había dado nombre. No lo necesitaba. Era su grimorio viviente, su herencia profana. No hija, no esclava. Algo más oscuro. Más prometido.
—Algún día dejarás de llamarme “Maestro” —dijo con voz quebrada de siglos—. Y ese día, caminarás sola… y todos los que habitan abajo se inclinarán ante ti.
Ella asintió.
Tras sus labios sellados reposaban colmillos que aún no habían mordido… pero que ya ansiaban sangre ofrecida en nombre de antiguos pactos.
Afuera, la tormenta rugía como un aviso. Adentro, solo ellos velaban: el viejo vampiro y su pequeña bestia, nacida no solo para cazar, sino para heredar la oscuridad.
by LuiSaifer (2025) AlDesingStudiO313

En aquel caserón devorado por la herrumbre del tiempo...

En aquel caserón devorado por la herrumbre del tiempo, donde los pasillos parecían alargarse como venas muertas en un cuerpo olvidado, dormía —o al menos eso parecía— una criatura que alguna vez fue carne y deseo. Ahora, sólo era sombra y hambre.
Una vez, cuando la luna aún se atrevía a mirar su rostro, fue hermosa. Su silueta era un poema esculpido en carne inmortal, y su mirada, un abismo que prometía éxtasis y condena. Pero los siglos la erosionaron, no el cuerpo, sino el alma. Se alimentaba de sangre no por necesidad, sino por un vacío ancestral que ni la eternidad lograba saciar.
Aquel fluido denso y caliente, derramado de gargantas temblorosas, le otorgaba un resplandor que desafiaba a la muerte. Sin embargo, con el paso del tiempo, incluso la sangre comenzó a saberle rancia. Ya no bastaba el sacrificio de doncellas ni el gemido de hombres moribundos. Su piel, antaño alabastro impoluto, se agrietaba como mármol roto, y sus ojos, dos brasas negras, apenas parpadeaban entre los susurros de su prisión.
La casa, su sarcófago y su templo, crujía con voces que sólo los condenados podían oír. Los retratos colgados en los muros sangraban por los ojos, y el aire olía a cera derretida, cripta cerrada y muerte vieja.
Y entonces, la noche decidió ofrecerle un presente.
Un aroma fresco, cargado de vida y calor, cruzó el umbral oxidado. Un corazón joven palpitaba más allá de la reja, marcando el paso como un tambor de guerra. Su garganta no lo sabía aún, pero ya le pertenecía.
Ella abrió los ojos.
Su sonrisa era un himno silencioso a la cacería. Desde su lengua afilada como un cuchillo hasta los colmillos que sobresalían apenas entre sus labios pálidos, todo en ella gritaba sangre. Se deslizó por los pasillos como humo, sus pies apenas tocando el suelo, y la casa entera pareció contener la respiración.
—Has venido —murmuró, como quien da la bienvenida a un sacrificio.
Y la noche, cómplice silenciosa, cerró la puerta tras él.
by LuiSaifer (2025) AlDesingStudiO313

Siempre me han mirado raro...

Siempre me han mirado raro. Desde que tengo memoria —o lo que queda de ella, carcomida como papel quemado—, los niños me observan con esos ojitos redondos, como si algo dentro de mí les hablara en un idioma que entienden con los huesos, no con el alma. Me llamo Pintxi. No sé quién me lo puso. Tal vez fui yo. Tal vez fue el último que se atrevió a reírse... antes de que su garganta aprendiera a hacer silencio.
¿Mis zapatos? Sí, son grandes. Inmensos. Tan grandes como los pasos que di para cruzar el umbral de lo humano. Crujen aunque no me mueva. No pisan suelo: aplastan memorias, risas olvidadas y pensamientos que se retuercen aún calientes.
Y la cara… oh, la cara. La pintura se agrieta porque está hecha con restos. Restos de cosas que no deberían mezclarse. Restos que sangran sin color. Y en el centro, brillante como una herida reciente, mi nariz roja. No es graciosa. Nunca lo fue. Es una mancha. Una advertencia. Una flor marchita en medio del rostro de lo que alguna vez fue alguien.
Algunos dicen que parezco un payaso. Qué palabra tan estúpida. Los payasos hacen reír. Yo sólo muestro lo que se esconde detrás de las sonrisas: carne viva, miedo con nombre propio… y mi sonrisa. Esa sonrisa que no sube, que no alegra, que no se borra. Oscura, torcida, como un tajo mal curado que aprendió a hablar.
A ese niño —¿cómo se llamaba? ¿Lucas? ¿Iván? Bah, ya no importa— le gustaba mirarme. Primero fue curiosidad. Luego, el temblor. Y después, el nombre. Lo susurré, sí. No con la boca. Lo dejé caer en su oído como una gota negra, helada, pesada. Me gusta que sepan que los veo. Que los marco.
Porque yo nunca olvido a los que me ven.
Y él… él me vio. Y yo le sonreí.
by LuiSaifer (2025) AlDesingStudiO313

Sobre la mesa, dos barajas al descubierto revelaban el número XIII: la Muerte.

Sobre la mesa, dos barajas al descubierto revelaban el número XIII: la Muerte. El aire estaba cargado, espeso, como si algo invisible contuviera la respiración. Frente a las cartas, la vieja bruja alzaba la cabeza lentamente. Sus ojos, opacos y profundos, eran pozos de noche eterna, y una sonrisa oscura—retorcida, casi inhumana—se curvaba en sus labios resquebrajados.
No hablaba aún. Observaba. Como si esperara que las cartas comenzaran a sangrar. Sus dedos, largos y huesudos, acariciaban los bordes del mazo con una delicadeza perturbadora, como si tocara carne viva.
Cuando por fin habló, no fue un susurro, sino una grieta en el aire, una vibración gutural que hizo temblar los muros invisibles de la realidad:
—Ya se ha abierto la puerta. Lo que duerme bajo el polvo de los siglos ha escuchado el llamado. Y no vendrá solo.
El suelo gimió. Las cartas se agrietaron como huesos secos, y un olor a tierra profanada invadió la estancia. Desde algún lugar lejano —o quizá desde dentro de la misma piel del mundo— comenzó un lamento, como un millar de voces fusionadas en una sola agonía.
La bruja sonrió más ampliamente, sus encías negras al descubierto.
—El final no es mañana. El final es ahora.
by LuiSaifer (2025) AlDesingStudiO313

Se encuentran entre nosotros. Son los Strigoi.

Se encuentran entre nosotros. Son los Strigoi.
Nacidos bajo el manto de la luna negra, son el séptimo hijo varón de una bruja, el último suspiro de un linaje maldito. Desde el primer aliento, su destino está sellado: no conocerán la paz, ni en la vida ni en la muerte. Su alma, corrompida por la sangre maldita de su madre, queda marcada por un hambre que ninguna carne ni plegaria puede saciar.
Las comadronas del bosque sabían lo que significaba un nacimiento así. Decían que cuando una bruja engendra siete hijos varones consecutivos, el séptimo no es un niño… es una grieta entre mundos. Un portal vivo por donde lo infernal se filtra. A ese hijo no se le debe mirar, ni nombrar, ni bautizar. Pero algunas lo hicieron. Por amor. Por arrogancia. Por locura. Y así, nacieron los primeros Strigoi.
Murieron jóvenes. Siempre mueren jóvenes. Pero no se quedan muertos.
Vuelven.
Surgen de la tumba con los ojos iluminados por las mismísimas llamas del Infierno, la sangre helada y la voluntad esclavizada por las fuerzas que acechan más allá del velo. Caminan entre los vivos, llevando en su interior la rabia de su madre y el veneno de generaciones malditas. Se arrastran en la oscuridad, devorando sueño
s, robando vida, bebiendo la esencia de quienes osan cruzarse en su camino.
No se les puede matar como a una bestia. No se les puede exorcizar como a un espíritu. Son carne condenada y alma corrupta, la unión impía entre lo humano y lo monstruoso. El fuego los hiere, pero no los destruye. El hierro los retrasa, pero no los detiene. Sólo la sangre de su linaje puede sellarlos… y casi nadie sabe ya cómo hallarla.
Y así, siguen aquí. Se sientan a nuestro lado en los trenes, sonríen en los mercados, duermen en habitaciones vecinas. Esperan. Se alimentan en silencio. Se multiplican. Porque mientras la línea de las brujas no se extinga, mientras los hombres sigan naciendo bajo cielos torcidos, habrá siempre un nuevo séptimo hijo. Y con él, un nuevo Strigoi.
La maldición continúa.
El Strigoi no piensa. No como los vivos. Su conciencia es un pozo negro que supura hacia adentro. No hay recuerdos. Sólo hambre. No hay culpa. Sólo una voluntad muerta que aún exige lo suyo: una muerte real. Una tumba que cierre.
El hedor de la carne podrida lo calma. Lo envuelve como un rezo enfermo. Cada cuerpo nuevo es una plegaria muda, una rendición involuntaria. Pero no basta. Lo muerto no sacia al muerto. Sólo lo enfurece.
Él espera al vivo.
Y no espera solo. Otros también despiertan. No tan antiguos. No tan enteros. Algunos apenas son restos: una mandíbula que chasquea en la oscuridad, un torso que se arrastra sin dirección, una sombra sin rostro. Pero están. Y están hambrientos. Suficiente para adorar. Suficiente para matar.
En la oscuridad, el Strigoi abre los ojos.
Y el silencio respira.
Lento. Frío. Antiguo.
by LuiSaifer (2025) AlDesingStudiO313

Muerte al viejo Dios.

Muerte al viejo Dios, al monarca decrépito que, desde su trono corroído por la fe marchita, contempla con su único ojo vacío el auge de la abominación. Que su juicio se disuelva en la negrura eterna, porque ya no queda temor en los corazones de los hombres. La blasfemia no es ya un susurro prohibido: es reina coronada en el altar de la ruina, vestida con los harapos dorados de antiguas oraciones, danzando sobre las tumbas de los santos. Ella reina con mano firme, alimentada por la desesperación de los creyentes caídos, por el incienso podrido de templos olvidados. En su mirada arde la verdad que el Dios moribundo no pudo contener. No hay redención. Solo el triunfo glorioso del sacrilegio, extendiendo sus alas negras sobre un mundo que al fin ha dejado de arrodillarse.
by LuiSaifer (2025) AlDesingStudiO313